Escuchar activamente es escuchar con atención y concentración, centrando toda nuestra energía en las palabras e ideas del comunicado para entender el mensaje y demostrarle a nuestro interlocutor que se siente bien interpretado. La escucha activa implica un esfuerzo físico y mental para obtener la totalidad del mensaje. Sin embargo, realizar dicho esfuerzo físico y mental tiene recompensas para quien escucha activamente. La escucha activa ofrece una serie de beneficios para los oyentes activos.
Los principales beneficios que nos proporciona practicar la escucha activa en nuestras relaciones personales y profesionales son:
- Creamos un clima positivo para la comunicación, logrando que ésta sea más efectiva
- Captamos el sentido exacto del mensaje del emisor, reduciendo los malentendidos
- Obtenemos información relevante sobre nuestro interlocutor. Al escuchar activamente a nuestro emisor, le demostramos que tenemos consideración por su punto de vista, acrecentando su autoestima. Esto provoca que nos continúe facilitando información importante
- Aprendemos de las experiencias de nuestros interlocutores. Adquirimos nuevos conocimientos enriquecedores
- Al prestar atención al emisor, podemos identificar sus objetivos y sus sentimientos, reflexionar sobre su mensaje, confirmar la congruencia de la información facilitada y buscar soluciones a los problemas que van surgiendo
- Mostrando interés por quien nos está hablando, podemos solicitar aclaraciones o ampliaciones de la información suministrada
- Prestando atención y demostrando interés por nuestro interlocutor, nos podremos ganar su confianza, y además, estrechar la relación con él.