3. El proceso de la escucha activa
Tercer capítulo del curso de escucha activa.
El proceso de la escucha activa comienza con la preparación. En esta primera etapa nos disponemos mental y físicamente para prestar atención a nuestro interlocutor. Una parte importante del éxito en la escucha activa reside en realizar una buena preparación.
Los elementos que caracterizan la fase de la preparación de la escucha activa son:
Si la entrevista es importante para nosotros y podemos influir en la elección del momento y el lugar, optaremos por un espacio de tiempo y un emplazamiento libre de distracciones ambientales.
Siempre que sea posible, elegiremos un lugar amplio, iluminado, y sobretodo, sin ruidos. Los ruidos provocarán que no escuchemos claramente el mensaje de nuestro interlocutor, así como la pérdida la atención. La amplitud del espacio y la buena iluminación facilitan la concentración en la conversación.
Reuniremos información sobre las características personales de nuestro interlocutor, su estilo de comunicación, las anteriores entrevistas que hemos sostenido y los puntos más relevantes del previsible mensaje que nos podrá hacer saber. Toda esta información nos será útil para adaptarnos a su forma de comunicarse y prestar especial atención al argumento clave de su mensaje.
Considerar las características de nuestro interlocutor y adaptarnos a sus peculiaridades personales facilitará el diálogo fluido. Las peculiaridades y las diferencias individuales que distinguen una persona de otra configuran su personalidad. Además, las características personales determinan el comportamiento y la forma de relacionarnos con los demás.
En la fase de preparación debemos tener en mente cuál es el estilo de comunicación de nuestro interlocutor, es decir, las peculiaridades comunicativas, el ritmo, el tono de la voz, la mirada, los gestos corporales que realiza, el léxico que emplea, la amplitud del mensaje, la variedad de detalles y la manera de relacionarse con otras personas. El reconocimiento del estilo de comunicación de nuestro interlocutor nos ayudará a adecuarnos a su forma de expresarse y de trasmitir sus sentimientos, emociones y experiencias.
Debemos conocer los antecedentes en otros procesos de escucha con nuestro interlocutor.
Estudiaremos previamente los temas principales sobre los cuales podría girar gran parte de la entrevista. Profundizaremos en su conocimiento para evitar perdernos a lo largo del diálogo. Recopilaremos datos, referencias y detalles sobre estas cuestiones.
La actitud representa el 80% tanto del éxito como del fracaso. Por ello, cuando verdaderamente queremos ejecutar alguna actividad correctamente, y además, sabemos realizarla, existe una alta probabilidad de alcanzar el éxito en el desempeño. Si realmente queremos escuchar a nuestro interlocutor, nos preparamos concienzudamente para ello, y sabiendo escuchar activamente, seguro que escucharemos con éxito.
Presentaremos una actitud positiva hacia la escucha. Mostraremos entusiasmo antes de la entrevista. Nos predispondremos mentalmente para escuchar. Decidiremos realmente realizar el esfuerzo personal de prestar atención. Actualizaremos la motivación por la cual escuchamos.
Evitaremos todo tipo de distracción mental o ambiental. Apartaremos de nuestra mente las preocupaciones, los prejuicios y las suposiciones antes de la entrevista ya que podrían bloquearnos o desconectarnos de la escucha. Nos prepararemos para presentar un espíritu despierto y abierto.